La segunda y glamurosa vida de las redes de pesca
La segunda y glamurosa vida de las redes de pesca
Datos de Interés
Según el Programa de Naciones Unidas para el Medioambiente (UNEP), en los océanos flotan alrededor de 640.000 toneladas de redes de pesca abandonadas.
En el 71% de los enredos de animales marinos están involucradas estas “redes fantasma”.
En la elaboración de 10.000 toneladas de econyl se ahorran 70.000 barriles de petróleo crudo y se producen 57.000 toneladas menos de emisiones de CO2 a la atmósfera.
El 80% de las grandes compañías pesqueras todavía no disponen de un protocolo efectivo de tratamiento del material de pesca abandonado o perdido.
La segunda y glamurosa vida de las redes de pesca
¿Te imaginas un mundo en el que la basura del fondo del mar pudiera convertirse en útiles y atractivos objetos, donde la economía fuera circular, los recursos más imperecederos y las ballenas y tortugas naden libres y felices?
Los fondos marinos no solo están habitados por peces, algas y otros seres vivos, en ellos también se encuentran auténticas trampas, como las llamadas “redes fantasmas”, viejas mallas abandonadas que proceden de barcos de pesca, y que un día acabaron en el mar y se quedaron allí para siempre.
DE BASURA A MATERIA PRIMA
En 2013, tras una iniciativa de un grupo de accionistas, pescaderías, comunidades, centros de buceo y empresas comprometidas con la sostenibilidad, se creó la organización sin ánimo de lucro Healthy Seas, cuyo objetivo principal es recoger esas redes y todo tipo de desperdicios de los océanos para reutilizarlos en la industria dándoles una nueva vida y potenciar así una economía circular.
Las mallas rescatadas se someten a un proceso de catálisis y son convertidas en una sustancia llamada caprolactam, que es la base para elaborar un producto derivado del nailon reciclado (con la misma calidad de este), que puede ser reutilizado infinitamente.
Con el material resultante, econyl, es posible confeccionar bañadores, alfombras, botas, calcetines, ropa deportiva, moquetas, bolsos, relojes y hasta lencería.
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Toneladas de redes han sido retiradas de los mares por Healthy Seas desde el 2013 hasta el 2018.
HABLEMOS DE MODA SOSTENIBLE
La llamada moda ‘sostenible’, ‘ética’ o ‘slow fashion’, preocupada por el medioambiente, aprovecha lo que otros tiran a la basura y a los mares en sus creaciones para, de esta forma, quitarse el calificativo de “frívola” y poner su granito de arena en la protección del planeta.
Su meta es crear un sistema productivo que tenga como criterios fundamentales la conservación de los recursos naturales, el bajo impacto ecológico de los materiales empleados, que deben ser reciclados, y el respeto por las condiciones económicas y laborales de los empleados.
Para la ‘moda ética’ es tan importante que la prenda sea bella y tenga un diseño único como que su proceso de creación haya sido ecológico y responsable.
Entre los diseñadores más ecológicos están: Lucy Tammam, con sus lujosas telas hechas a base de material reciclado, Stella McCartney, con su plataforma Stella Cares, implicada en la sostenibilidad y el cancer de pecho, y Frock Los Angeles, la favorita de Hollywood, con sus prendas anti-pelotillas.
Por otro lado, hay ya pasarelas dedicadas exclusivamente a la moda con conciencia, como la Portland Fashion Week (EEUU) e iniciativas como The Circular Project y Ecoalf, en España, que son tiendas de moda sostenible, que compatibilizan diseño y tendencias con un mayor respeto al medioambiente.
ECOLOGÍA RENTABLE
En este sentido es imprescindible la prevención; por un lado con campañas de recolección de redes entre las comunidades de pescadores, y por otro, concienciándoles a ellos y a la sociedad en general de la necesidad de mantener limpios nuestros océanos, para con esto, disminuir el gasto y optimizar el empleo de los recursos.
Esto puede además tener otro interesante impacto en comunidades locales, ya que las personas que viven en zonas costeras pueden recibir ingresos extra por el material recogido, lo cual sirve como motivación extra para mantener limpias sus aguas.
Para salvar el mundo es necesario que haya una economía circular, empresas sostenibles que cuiden del medioambiente y trabajen ahorrando energía y materia prima.
Ken Webster, economista promotor de la economía circular, dictó una conferencia esta semana en Barcelona en el marco del Creator Space Tour organizado por Basf. Webster es responsable de Innovación de la Fundación Ellen MacArthur, fundación que tiene por misión acelerar la transición hacia la economía circular.
La recogida y reutilización de estos utensilios de pesca abandonados nos beneficia a todos: a la naturaleza, a la industria de la moda y a nosotros. Vestir con conciencia es hoy la tendencia. ¡Ayuda a sanear los océanos, hacer labor social nunca había sido tan elegante!
¿Quién sabe más?
Empápate de conocimiento y transforma tu vida inspirándote con historias inimaginables, sabores desconocidos y las nuevas tendencias que están cambiando el mundo.
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