5 “artivistas” comprometidos con el medioambiente

La conciencia medioambiental llega también al arte. Estos cinco creadores aprovechan todo lo que los demás descartamos para hacer sus obras. Además, nos hacen reflexionar sobre el planeta en el que vivimos y su futuro.

Por
Arantxa Neyra

Donde unos ven grandes montañas de basura, otros son capaces de adivinar auténticas obras de arte. Es la diferencia entre la mirada de una persona corriente y la mente de un artista. Ya le pasaba a Miguel Ángel, para quién sus esculturas estaban ya integradas dentro de los bloques de mármol de las canteras de Carrara, y su misión consistía simplemente en dejarlas salir a la superficie. 


Estos cinco creadores contemporáneos de diferentes países hacen lo mismo que el genio italiano, pero con materiales mucho menos nobles: desechos, bolsas de plástico o los propios bloques de hielo de Groenlandia. Con todo ello y su talento, además de hacer un alarde de creatividad, buscan alzar la voz, reivindicar el reciclaje y concienciarnos de la urgencia de cuidar el planeta.

01.
Trude Sojka (República checa- Ecuador)


Trude Sojka Joven. Foto de Wikimedia Commons

Nacida en 1909, esta checa-ecuatoriana fue una de las pioneras en el uso de material reciclado en el arte. Tuvo una vida más que complicada: la persiguió el régimen nazi y consiguió salvarse del Holocausto después de varios años en el campo de concentración de Auschwitz. Tras ello emigró a Ecuador, donde vivió hasta su muerte, en 2007, habiendo desarrollado una interesante trayectoria.


Trude -Sojka, que había estudiado arte en la Academia de Bellas Artes de Berlín, trabajó con las comunidades indígenas del país andino realizando piezas de artesanía y fue también una de las primeras artistas en Latinoamérica en utilizar objetos como trozos de cristal, metal o llantas de ruedas en sus obras. Se trata de cuadros y esculturas expresionistas, que hoy se exhiben en su casa museo del barrio de La Floresta, en Quito, Ecuador. 


Además del horror y el dolor de la persecución nazi, uno de los motivos que más se repite en ellas,  es el pájaro que lleva su nombre, el sojka: figuras de pura delicadeza que cobran vida con materiales rudos como el cemento. Toda una metáfora de su vida. 

02.
Jorge Penadés (España)


Foto de Arantxa Neyra

No hay límites para este joven malagueño, que ha captado con su trabajo la atención de los más prestigiosos medios internacionales. Cualquier residuo o material reciclado le sirve para dar vida a una obra de arte. Lo hizo en Structural Skin, utilizando descartes de cuero de marroquinerías combinados con metales, cristal, espejos y mármol, para la fabricación de muebles de diseño. Lo repitió en el Caribe, en colaboración con un resort, en una obra hecha con las pajitas, botellas y tapones de plástico que sus huéspedes recogían de la playa. 


Y lo ha vuelto a hacer recientemente en uno de sus últimos proyectos, unos jarrones a base de antiguos perfiles de aluminio de lámparas y estanterías, procedentes de una fábrica de Barcelona, que presentó en la Feria del Mueble de Milán 2019 el pasado mes de abril. Para ello encontró la inspiración en el Mediterráneo y sus peces, que dan nombre a cada uno de las piezas. 

03.
Olafur Eliasson (Dinamarca)


Foto de Nathan Williams en Flickr.

Profesor universitario, artista, conferenciante y emprendedor. Con un pie en Copenhague y otro en Berlín, el polifacético Olafur Eliasson es uno de los artistas contemporáneos más comprometidos con la conservación del medioambiente. En ello trabaja, sin renunciar a ninguna expresión con su obra (escultura, pintura, fotografía e instalaciones), expuesta en galerías y museos como el Moma de Nueva York, la National Gallery of Art en Washington, D.C. o el Kunstmuseum de Basilea entre otros. 


En las dos últimas décadas Eliasson ha diseñado referentes como el Serpentine Gallery Pavilion en los Kensington Gardens londinenses; las Waterfalls de Nueva York o, en colaboración con el estudio Henning Larsen Architects, las fachadas del Harpa Reykjavik Concert Hall & Conference Centre, que ganó el premio Mies van der Rohe en 2013. 


El cambio climático es su principal preocupación, y la piedra angular de muchos de sus proyectos. Entre otros el Ice Watch, una instalación que ha llevado toneladas de bloques de hielo, procedentes de icebergs de Groenlandia, a Copenhague, París o Londres. En esta ciudad, a las puertas de la Tate Modern, se encuentran desde Diciembre, donde permanecerán hasta que se derritan, para concienciar a la sociedad sobre lo rápido que se produce el deshielo en el Ártico.

04.
Marina DeBris (Estados Unidos)


Foto: fish1966 de NOAA

Marina DeBris nació en Australia pero ha desarrollado gran parte de su carrera en la costa oeste de Estados Unidos. El cuidado del océano es su obsesión, por eso cada mañana sale a pasear a la playa y recoge todos los objetos que encuentra a su paso, abandonados por los bañistas.


En especial aquellos hechos con plásticos de un solo uso, botellas, bandejas de pvc y envases de comida cobran vidas mucho más longevas formando parte de vestidos, sombreros y complementos gracias a ella.


Lo llama trashion y su intención es invitarnos a reflexionar y conocer la realidad de estas playas, más allá de lo que nos muestran las idílicas fotos de campañas turísticas. Por eso, no se define a sí misma como “artist” sino como “artivist”.

05.
Bordalo II (Portugal)


Foto: "Rexenera - 3" por r2hox

Bordalo II nació en Lisboa en 1987 pero no heredó el laconismo que se le presupone a la capital lusa y que tan bien retrató su abuelo, el pintor Artur Real Bordalo. Su obra, 100% arte urbano, es todo lo contrario a esta “saudade”: alegría, colorido y dinamismo, sobre todo en forma de animales, reales o sacados de algún bestiario imaginario. 


Detrás de esta estética llamativa y espectacular, que mezcla graffiti, arte plástico y dibujo, hay toda un propósito: una llamada de atención en nombre del medioambiente y la naturaleza, de sus plantas, cada día más asfixiadas por la polución, y de las especies animales en peligro de extinción. Sus “herramientas” son únicamente residuos de nuestro día a día (ruedas, telas, trozos de muñeca, flotadores…). Sus “lienzos”: los muros y calles de Lisboa, París o Las Vegas.

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